Microrrelato
Una nebulosa mañana de abril las calles estaban desoladas, aún era muy temprano, alrededor de las 5 a. m., y yo acababa de levantarme. De pronto oí a una muchedumbre exclamando: «¡Libertad!». Yo, con gran asombro, no entendía el porqué; en el pueblo no existían los presos, ni los esclavos, ni la subordinación. Todos éramos libres. Como soy muy precavido, tal vez extremadamente precavido, decidí no salir de casa ese día. Hice unas llamadas para cancelar mis reuniones de trabajo y prendí la tele para ver el noticiero. Y fue entonces que me di cuenta de mi error. A quienes yo consideraba manifestantes, no eran más que fanáticos de una banda mundialmente famosa llamada «¡Libertad!». Eso me pasa por no estar al tanto de la cultura popular. Al final, quien terminó encerrado y exigiendo su libertad, fui yo mismo.
Esta vez comparto un microrrelato escrito para una de mis clases de español para extranjeros. ¡Gracias por leer!