No quiero bajar al cuarto que trae a mis recuerdos el trabajo y las tareas que tengo pendientes. Sigo siendo el mismo de siempre, solo que ninguna razón hay para serlo, pues lo tengo todo al lado. Una familia estable, economía y salud de sobra. Peleas hay, como en toda historia, pero siento que esa no es razón para sufrir o sentir esto que, supuestamente, me causa daño suficiente para tener miedo de volver. Volver ahí abajo, al cuarto que también se volvió mi lugar de trabajo, un lugar donde, por supuesto, me siento contento de lo que tengo. Qué irónico, por lo general lo que está abajo te hace infeliz, pero, talvez, solo me sienta así porque no tengo algo de qué quejarme.
Pablo Alejos Flores

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