Microcuento
«¡Heme aquí cual sombra moribunda! ¿Cómo es esto vida? ¡Yo crecí para ver el mundo bajo mis pies!… Tráiganme al encargado, al culpable de mis males. De jamás hallarlo, nunca descansaré», proclamaba yo ante cuadro paredes fortificadas. Y la soledad, con tremor en los labios, me respondió: «Mire, señor, por acá. ¿Es acaso él el responsable?». «Sí. ¡Ahí está el maldito!», respondí. Sin siquiera dudar por un segundo, embestí mis puños contra él hasta dejarlo hecho pedazos en el suelo… Sorpresa la mía al notar que ya ni mi propio rostro reconocía.
Pablo Alejos Flores

2 respuestas a “Espejo encarcelado”
Excelente giro del final!
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¡Gracias por leer hasta el final, Franco! Qué bueno que se notó el detalle.
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